Te dejo ir a ti y no al recuerdo
Por nuestra vida pasan muchas personas con las cuales hemos tenido la oportunidad de vivir experiencias buenas y malas. A veces la vida nos lleva por diferentes caminos y no siempre sabemos si ignorar lo vivido o dejar que sea parte de nuestra vida.
Parece un poco egoísta con nosotros mismos el eliminar todo lo vivido solo porque ya no se está con esa persona. Muchas veces no nos damos cuenta que esas experiencias nos hacen ser las personas que somos ahora. Queramos o no van a formar siempre parte de una etapa de nuestra existencia.
Hemos aprendido a amar y a ser amados. Hemos sentido el dolor de un corazón roto y hemos sido también culpables de ese dolor. Hemos creido en el amor y también a veces hemos dejado de creer. No lo hemos hecho solos. Hemos tenido increíbles compañeros de viaje y también pésimos aleros. Al final, lo aceptemos o no, todo se traduce a aprendizaje gracias al viaje de la vida.
Pienso que requiere de madurez el poder separar un recuerdo de la persona con la que lo vivimos. Qué sería de la vida si dejáramos escapar lo que sentimos con nuestro primer beso. Esa mezcla de curiosidad, miedo y emoción hacia lo desconocido. O borrar por completo el hecho de que alguien nos dejó de amar. Qué sería de nosotros si no tomamos esas enseñanzas y usarlas para mejorar.
Todos tenemos a personas a las que agradecer por acompañarnos en nuestra vida. Quizá tengamos mucho tiempo de no verlas, tal vez las veamos con frecuencia o nunca nos las volvamos a topar. Lo que está claro es que compartieron una parte de nuestra existencia que nunca se volverá a repetir y que no podremos compartir con nadie más.
Parece absurdo el dejar tan en la superficie esos sentimientos que nos hacen sonreír con tan solo recordar. Y es eso exactamente a lo que me refiero. No, no se trata de X o Y persona con la que lo viví. Se trata de aquel momento en el que me permití ser vulnerable, cuando aposté todo por el todo, el instante en el que parecía que el mundo se paraba y no importaba nada más. Se trata de mi. De esas pequeñas victorias que me hacen recordar que a veces vale la pena luchar y no quedarse en el “y si hubiera hecho…”
Seamos valientes y dejemos ir a la persona y no al recuerdo.. aunque sea más difícil de lo que nos atrevamos a aceptar.
Un abrazo en la distancia,
La Joze
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