Me toca renunciar…
Esto de la maternidad se vuelve algunas veces un poco más complejo de lo que esperaba. No me tomen a mal, amo ser mamá. Es solo que hay momentos más complicados que otros. Esos instantes en los que una decisión puede definir muchas cosas.
Hace poco leí un artículo sobre las cosas a las que las mujeres nos toca renunciar. Una perspectiva muy interesante. Les dejaré el enlace al final por si quieren pasar a verlo al terminar de leer.
Empecemos por lo básico. Al momento de convertirnos en mamás las decisiones involucran a más de una vida. Es como aquellos libros en los que para continuar la historia te pedían que decidieras qué pasaría después y, dependiendo de tu respuesta, era la página que tenías que leer. Algo así… Solo que un poco más complejo.
Nos toca decidir volver al trabajo y llevar una vida dividida entre ser Mamá y mujer trabajadora. Eso tendría como consecuencia perder tiempo con la familia pero seguir avanzando profesionalmente. Si decidimos quedarnos en casita para dedicarnos 100% al peque significa que estaremos presentes en momentos importantes de su vida aunque eso signifique que las conversaciones sean en monosílabos y tratando de entender los gestos de una personita.
Es también tener que decidir entre lo básico: nos gastamos el dinero en algún evento o decidimos con madurez guardarlo para el súper de la quincena. Es pensar dos veces antes de hacer planes para el finde para verificar que todos estarán bien con la decisión.
Se lee un poco extremista pero en realidad así es, aunque muchas no nos atrevamos a aceptarlo. Es decidir entre perseguir un sueño a costa de todo o dejarlo en pausa para una siguiente ocasión.
No es algo fácil. Es elegir el puesto que tanto anhelabas, llegar tarde a casa, dejar a tu peque dormido en la mañana y encontrarlo igual, es seguir trabajando al llegar a casa y estar feliz por ello. Es decidir poner tu papel como Mami primero aunque a tu familia no le parezca, adecuar de forma más creativa la economía del hogar y estar feliz por poder estar con ellos más horas al día.
Sea lo que sea a lo que decidamos renunciar está bien. Si das de mamar, si prefieres la fórmula, si no los dejas salir sin suéter, si corres con ellos bajo la lluvia, si los metes a clases extracurriculares, si prefieres que inventen sus propios juegos, si te refieres a las tareas del cole como “nuestros deberes”, si confías en que los podrá hacer solo, esto y mucho más… Está bien.
Nos toca renunciar, sí y a muchas cosas constantemente. Solo tenemos que estar seguras de estar tomando las decisiones por las razones adecuadas.
Para mientras… Sigamos renunciando…
Un abrazo en la distancia,
La Joze
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