Dejémonos de cosas
No nos engañemos. En la vida, la mayoría de cosas, son o no son. Muchas veces nos empeñamos en querer ver algo que no es, solo por no querer aceptar la realidad. Quizá deberíamos ser más como los niños y tener la capacidad de seguir nuestros instintos y deseos. No sé en qué momento perdemos ese “don” de ser 100 % fieles a nosotros mismos y dejarnos de cosas. Se lee un poco enredado pero les explicaré a qué me refiero.
Muchas veces nos quejamos de lo que nos sucede sin tomar en cuenta que la solución a todas nuestras inconformidades, o la mayoría de ellas, está en nuestras manos. Por ejemplo, queremos tener el trabajo de nuestros sueños pero hacemos muy poco por conseguirlo. Claro que como adultos responsables no podemos entrar a la oficina del jefe, presentarle la renuncia y salir con una sonrisa en el rostro. No. Pero no quiere decir que tengamos que vivir añorando estar en otro lugar. Siempre, SIEMPRE, existe algo que podamos hacer para lograr nuestros sueños.
Otro ejemplo son los eternos enamorados pero con terror al compromiso. Creo que hay que superar los años de adolescencia en los que “sufrir por amor” era algo emocionante. En la vida real compartir nuestra vida con alguien debe ser tomado con respeto. Al final del día, esos minutos no regresarán nunca así que ser más exigentes con quienes los compartimos es algo a tomar en cuenta.
Creer que es muy tarde para cambiar de rumbo es otra de las cosas que talvez por miedo no nos atrevemos a hacer. No hay nada escrito en piedra y no ser capaces de encontrar la forma de ajustar las velas para cambiar de dirección solo refleja nuestro conformismo. Otra vez, no me refiero a que dejemos todo tirado, solo a que escuchar los anhelos de nuestro corazón nos ayudará a recordar lo que nos hace felices y a buscar la forma de conseguirlo.
Siento que nunca es tarde para reajustar nuestro camino. Atrevámonos a tomar riesgos inteligentes en los que logremos el balance entre perseguir nuestros sueños y sobrevivir en el mundo adulto. Atrevámonos a dejarnos de cosas.
Un abrazo en la distancia,
La Joze
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