Reto #4: se honesto contigo
Suena a tema trillado, lo sé. Pero en esencia de eso se trata. De dejar de escuchar al mundo, al “ahora tenés que hacer esto”, dejar a un lado “tu realidad es otra” y tantas frases tontas de otras personas que solo reflejan sus propios deseos inconclusos.
¿Cuándo dejamos de ser valientes y que nos valiera lo que la gente pensara de nuestras decisiones? Sí, muchos ya estamos “grandes” para no seguir un plan establecido o para tomar riesgos muy grandes. Y cuál es el punto de la vida si todo lo vivimos a lo seguro.
Y para esto creo que lo que más se requiere es valentía y decisión. Suena como a crisis de los 30 pero es que llega un punto en la vida en la que si no te gusta algo hay que ponerse los pantalones y cambiarlo. ¿Qué es lo peor que puede pasar? Pues que no resulte como lo habías pensado y tengas que volverlo a cambiar… ¿y?
Pues este es el reto final que les propongo. Requiere de un trabajo profundo de introspección pero estoy segura que vale la pena. Es desnudar el alma y preguntarse ¿qué quiero y por qué? Es poder ser totalmente honestos con nosotros mismos y seguir en busca de algo mejor, porque siempre puede haber algo mejor. Siempre podemos mejorar lo que queremos, nuestros planes, nuestra visión del mundo.
Esto de hacer del mundo un lugar mejor requiere más esfuerzo interno del que nos gustaría aceptar. En el primer reto nos enfocamos en ver lo positivo pese a todo. Poder ser capaces de encontrar lo bueno hasta en lo que nos cuesta más. En el segundo reto el énfasis se dio en el agradecimiento. En poder dar sin que el objetivo fuera recibir algo, simplemente dar. Y en el tercero volvimos todo más introspectivo y empezamos a enfocarnos en nosotros y a darnos ese tiempo que tanto nos hace falta.
Así que los invito a ser valientes. A escucharse a ustedes mismos y a recordar esos momentos en los que teníamos el coraje de seguir nuestro instinto. El valor para ir a favor de nuestros sueños y en contra de las opiniones de los demás. Por supuesto que tendría que ser con una mano en el corazón y otra en el cerebro. Al fin y al cabo estos años de crecimiento nos tienen que haber servido de algo y no tiremos por la borda lo que hemos construido. Se trata simplemente de dejar lo cómodo e ir más allá.
Un abrazo en la distancia,
La Joze
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